Si analizamos la historia de la humanidad coincidiremos en que la oralidad ha dominado la comunicación humana por un período de tiempo mucho más amplio que la expresión escrita. Es sorprendente descubrir la enorme cantidad de lenguas que nunca alcanzaron la posibilidad de ser plasmadas en signos gráficos.
La escritura supone un quiebre cultural importante. De allí que, pese a la enorme importancia de la oralidad, el segundo paso, la escritura, representa un cambio cuali-cuantitativo que marcará una etapa decisiva en la historia de la humanidad.
Es lugar común afirmar que la escritura, el invento más revolucionario del hombre, ha permitido la expansión de su conciencia, no sólo propiciando el desarrollo de pensamiento lógico sino también favoreciendo la ubicación espacio temporal de los acontecimientos y la transmisión de vivencias, experiencias, conocimiento y creación artística a través de las generaciones.
Si nos detenemos a pensar en el asombroso invento de la escritura, no podemos otra cosa que maravillarnos. El proceso a través del cual cada letra adquiere el significado de un fonema que tiene su equivalente sonoro en el discurso oral es realmente algo revolucionario. Claro, el alfabeto fonético no es la única solución que el hombre ha encontrado para expresarse por escrito... las variantes y las posibilidades que existieron y existen respecto a esto son tan asombrosas como la diversidad cultural.
La creatividad humana no puede detenerse. Y tras el genial invento de la escritura que traduce en caracteres el privilegio del habla, numerosas tecnologías se sucederían indefinidamente.
Y entonces comienza el vertiginoso camino que va desde que el trabajoso empeño de aquellos que empleaban gran parte del tiempo de sus vidas en transcribir un texto a través de un gran esfuerzo físico, hasta la asombrosa hipertextualidad que convierte a cada lector en el creador de su propio discurso, nacido del intercambio permanente entre otros autores y su propia capacidad para relacionar y crear.
La difusión de los ordenadores personales ha quebrado siglos de dependencia lineal al estilo Gutemberg. Y finalmente, el mundo multimediático de imágenes y sonidos en el contexto de la hipertextualidad, representa un curioso retorno hacia la oralidad. Sin embargo, este retorno es un giro definitivamente enriquecido: una espiral ascendente.
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