domingo, febrero 22, 2015

Aprender a pensar

En general, no somos muy originales. Muchas de las cosas que decimos hoy en relación a la Educación y Nuevas Tecnologías fueron dichas ya por otras personas. Algunos, incluso, lo dijeron muchísimo antes no solo de que Internet existiera sino de que se pusieran de moda algunos supuestos sobre el aprendizaje significativo, que hoy nos son tan obvios y familares.

Leyendo la interesantísima biografía de Albert Einstein de Walter Isaacson, que desde luego, les recomiendo, me he encontrado con este interesante párrafo sobre lo que significa aprender y saber:

Mientras estuvo en Boston, Einstein se sometió a una prueba conocida como el "test de Edison". El inventor Thomas era un hombre práctico que con la edad se había vuelto más irritable (tenía entonces setenta y cuatro años) y que menospreciaba a sus colegas estadounidenses por ser demasiado teóricos, opinión que también le merecía Einstein. Había ideado un test que hacia a quienes le solicitaban un empleo, y que, en función del puesto al que se aspirara, podía llegar a incluir hasta ciento cincuenta preguntas objetivas, por ejemplo: ¿cómo se curte la piel?, ¿qué país es el que consume más té?, ¿de qué estaban hechos los tipos de Gutemberg?


El Times la calificaba de "la ominipresente controversia del cuestionario de Einstein" y, obviamente, Eistein participó en ella. Un periodista le formuló una de las preguntas del test: "¿Cuál es la velocidad del sonido?". Si había alguien que entendía la propagación de las ondas sonoras, ese era Einstein. Sin embargo, admitió que ya no guardaba "esa información en mente desde que está facilmente disponible en los libros" (...) "El valor de una educación universitaria no es el aprendizaje de muchos datos, sino el entrenamiento de la mente para pensar", afirmó.

De esta forma, Einstein quizá justificaba su mala memoria, pero también atacaba la concepción de Edison sobre una educación que ya comenzaba a resultar obsoleta en la primera mitad del siglo XX.





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