¿Cuántas veces escuchamos esta temeraria afirmación por los defensores de la "sabiduría", la "profundidad" o el "compromiso"?
Pocas afirmaciones me resultan tan frívolas y vacuas como el famoso "es puro marketing".
En primer lugar, la frase esconde ignorancia. Presupone que el marketing es solo impacto comunicacional, un creador de imágenes vacías que engaña a un consumidor idiota que como un autómata malgasta sus ingresos en objetos de consumo que no necesita. En segundo lugar, la despectiva sentencia, subestima a la compleja sociedad en la que vivimos, en donde la competencia, guste o no a los defensores del "dejemos todo como está", es el motor de la historia.
Ahora bien, no hay buen marketing sin el control de cuatro variables. La publicidad es solo una de ellas. Las otras variables son el precio, el canal de distribución y por su puesto, el producto. No hay buen marketing con productos malos. El buen marketing requiere coordinación, estrategia, eficiencia, creatividad y por supuesto, lo más difícil de todo: identificar a tiempo la oportunidad.
Excelentes fueron estos avisos del iPod ¿se acuerdan? Introdujeron en el mercado un concepto nuevo en términos de reproductores de música. Pero el éxito del iPod no fue solo mérito de estas siluetas animadas...
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